miércoles, abril 11, 2012

De esas veces que sientes que hiciste una gran pintura... para un ciego.

La tarde estaba fría, no sé porque razón terminamos en aquella habitación.

Las gotas de lluvia se deshacían una tras otra sobre la ventana.
Sin mirarnos  a los ojos nuestros labios se encontraron al igual que nuestras ganas.
Su cuerpo cayo sobre el mío sus manos jugaban con mis piernas las ansias nos estremecían y olvidamos  los sentimientos de culpa.
Aquellas manos recorrían insaciables cada parte de mi ser.
Sólo nos dejamos llevar.
Quitamos la ropa, sin medir tiempos, una a una caían  prendas.
Sus manos  se perdían en mi sexo, el suyo quería penetrarme de un golpe.
Intentaba no gritar.
Estaba lista para sentirlo.
En ese momento nos olvidamos del mundo eramos dos seres entregándonos a los placeres carnales,  tan excitante y tan dolorosa casa penetración.
Tocamos el cielo en un par de ocasiones.
Para qué mas detalles si con los recuerdos me vuelvo a humedecer.

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